“El Grito del Pueblo”, y posteriormente “La Unión Obrera” y “El Eco de Toneleros” (después “El Eco de Obreros Toneleros”).
"El Grito del Pueblo" fue un periódico semanal anarco-colectivista que se publicó desde el el 10 de Julio de 1886 hasta el 18 de Noviembre del mismo año en que cerró, debido a varias denuncias y su director, Indalecio Cuadrado, fue condenado a 4 meses de prisión por un artículo en el que defendía la jornada de 8 horas.
“Si decimos que el obrero debe prepararse a la lucha en pro de la jornada de las ocho horas, se nos denuncia; si excitamos a los albañiles, carpinteros y lampistas se nos denuncia; si por medio de una última hora anunciamos la huelga y pedimos que sean enérgicos los carpinteros se nos denuncia; y si damos cabida escritos de los trabajadores que ponen de manifiesto las arbitrariedades de los explotadores, se nos lleva a los tribunales.”
Su postura ideológica dentro del anarquismo era la del colectivismo como queda claro en las siguientes lineas: “La bandera que hoy enarbolamos es la que ostenta la Federación de Trabajadores de la Región Española; con ella estamos y estaremos siempre que se no se separe de los sacrosantos principios de Anarquía, Federación y Colectivismo. Los que la persigan, son nuestros enemigos; los que trabajen por su desarrollo o por las ideas de emancipación, son nuestros hermanos.”
El periódico tenía su administración en la Plaza del Mercado, 18, 4º, 1ª, a nombre de Salvador Espí , y su director era Indalecio Cuadrado, que quizá había venido al barrio con la intención de crear una masa social en apoyo de la jornada de ocho horas y también para contrarrestar la influencia del periódico anarco-comunista "La Justicia Humana", que se publicaba en el barrio de Gracia, entonces también segregado de Barcelona.
Indalecio Cuadrado había nacido en Valladolid en 1864. Como tipógrafo dirigió en su ciudad natal “La Crónica de los Trabajadores”, una publicación meramente estadística por la que fue procesado. Presidió la Comisión Federal de la FTRE en 1884, en un momento de crisis de la asociación y precisamente se mostró de acuerdo y fomentó la pérdida de atribuciones de la Comisión que presidía. Está presente ya en el congreso comarcal catalán de 1885 y participa de forma activa en los debates organizativos que se desarrollan en los periódicos anarquistas “Acracia” y “El Productor”. Atraído por el naciente núcleo obrero del Poblenou que crece en Sant Martí de Provençals, y pensando quizás que estaría más a salvo de la represión que en Barcelona, funda el periódico “El Grito del Pueblo” desde donde defenderá las tesis colectivistas y la campaña por la jornada de ocho horas, por cuya causa sufre prisión y la clausura del medio. Más tarde sintiéndose perseguido emigra a Argentina, donde primero se acerca a los círculos anarquistas, para después con una pequeña fortuna fundar una imprenta, abjurar y apartarse de los medios libertarios, hasta ser considerado por éstos como un traidor, que se inclina por el republicanismo radical, pues al frente de la Liga y el Centro Republicano y desde sus periódicos El Imparcial y El Republicano Español, es uno de los más furibundos defensores del demagogo Lerroux.